El Venado de Oro Un dios hecho
por Ee Conjuro De: Kwererkartel,
Nicolás Fester y Tayika.
Jose
Gregorio Cassiani Herrera
(Barranquilla, Colombia 1989)
El lamento de una etnia, bajo
el
Yugo de los esclavizadores,
Guardaron su identidad.
(Jose Cassiani.).
A las once de la mañana caminábamos por toda la plaza
del pueblo del Luruaco, y a su vez por todos los rincones del pueblo (todas las
casas) en busca de más historias del legado cultural que su padre Indígena, los
hermanos Africanos y los occidentales habían dejado en las memorias (mentes) de
sus descendientes.
La expedición continuaba, en esa búsqueda de los
conocimientos ancestrales, culturales, cotidianos de los Luruaqueros. De tal
forma que Caminando y preguntando por todo el pueblo a cada habitante que nos
encontráramos en el camino sobre su conocimiento heredado y ocultos.
Después de horas de estar recogiendo datos, un
habitante nos contó una de las historias más reconocidas, por todos los
Luruaqueros, la leyenda del Venado de Oro, que a ellos les hace reconocer, como
padre espiritual a ese Indígena, llamado, Kwererkartel (cacique Aruaco), quien
fue el fundador del Luruaco, a finales del siglo XVII.
Ya estando en
el territorio, el cacique y su gente, empezaron a construir sus chozas para
crear su resguardo indígena, en esa zona pantanosa. Decidió quedarse en ella
para que su comunidad tuviera un nuevo lugar, después de haber salido del
departamento del magdalena (pueblo de tucurinca) por las fuertes guerras que
tenían con los colonizadores, que los desterraban de su mundo. Por ello
tuvieron la necesidad de salir y buscar un nuevo hogar.
Luego de la huida que emprendieron por los conflictos
que eran el pan de cada día. Tuvo que hacer un Venado de Oro con la ayuda de la
anciana mayor, conocida como Tayika (madre de todos) y el afrodescendiente
Nicolás Fester (cimarrón), quienes con su conocimiento de los diferentes dioses
de sus comunidades africana e indígenas, crearon con todo sus poderes
espirituales un Venado de Oro, que sería el dios de todos los habitantes del
resguardo indígena y del palenque de Tabacal. Que este nuevo dios unificado por
dos etnias diferentes pero unidas en contra de la esclavitud de aquella época.
Le pidieron a su dios el Venado que hiriera a cada conquistador que quisiera
acercarse a su nuevo hogar, utilizando los más fuertes poderes de él,
mandándole enfermedades a todos los esclavistas. Esto lo hacia ese dios con la
única condición que lo consagraran ungiéndole flores exóticas aromatizadas,
sacrificios, conjuros y rezos; el cacique y Nicolás eran los únicos que podía
hablar directamente con el dios (el venado de oro) que estaba en la cima de una
montaña, donde se encontraba el santuario sagrado.
Los pobladores iban allí a pedir por sus familias y
fuerzas para luchar si algún día hubiera una guerra, como la que escuchaban de
los indígenas del sur que llegaban a hacer trueques (cambios de cosas) y
pedirle fuerzas para luchar contra sus enemigos, al dios de este pueblo, le pedían poderes sagrados a través de conjuros que
solo Nicolás, el cacique y la anciana mayor (mujer sabia “bruja y hechicera”)
eran quienes conocían todos los conjuros, para que el dios les diera un poco de
su poder espiritual; para luchar con agentes espirituales (soldados de
guerras). El venado de una u otra forma cumplía sus peticiones.
Después de muchos años de estar habitando en el pueblo
del Luruaco vinieron los problemas que azotaban a las diferentes comunidades
indígenas y africanas, con las guerras, las conquistas del hombre occidental,
quienes buscaban el oro y todos los minerales preciosos que hubiera en el
territorio. Los pobladores lucharon contra ellos, pero su lucha no fue muy
buena porque no tenían las mismas armas para defenderse, ya que la de los occidentales
eran más avanzadas (armas de fuego) y las de ellos solo eran las flechas y cerbatanas, por lo tanto ellos tuvieron la
necesidad de esconderse en lo más lejos que pudieran de la plaza central del
pueblo, yéndose a las montañas donde estaba el venado de oro que los
occidentales nunca pudieron ver, pero sabían que existía, porque a unos que
pudieron capturar le tuvieron que decir todo lo que sabían de su gente. Los
occidentales seguían asechando contra los Luruaqueros, mandando a los africanos
que tenían en su poder a hacer excavaciones por todo el pueblo, para encontrar
oro y otros objetos valiosos, pero ellos no contaban con la astucia del cacique
Aruaco, Nicolás y la Anciana mayor, quienes juntos convocaron a su dios
pidiéndole muchos poderes para hacer el conjuro más grande que nunca pudieran
deshacer nadie ni siquiera ellos mismos.
Estos hicieron un conjuro fuerte, que se trataba de
esconder a su dios el venado de oro en lo más profundo de la tierra Luruaquera,
para que no se llevaran lo último valioso
que les quedaba, ese venado grande de oro puro, por lo cual ellos no entendían por
qué los esclavizadores buscaban el oro, debido a que no conocían el verdadero
valor del oro y su importancia como los occidentales que luchaban por llevarse
todo el oro que encontraran; el conjuro se llevó a cabo después de cinco horas
de rezos fuertes, consistía en guardar
al venado debajo de la tierra en un lugar donde ellos mismo no lo pudieran
encontrar, y solo con la condición que
si necesitaban que apareciera después de las guerras este venado en el lugar
donde estaba enterrado brotara una flama de fuego brillante, y solo podía ser
sacado de su lugar con un rezo en conjunto de Nicolás Fester, Kwererkartel y
Tayika la anciana mayor.
Tiempo después que las guerras cesaron, los afro-indígenas
pensaban en su dios y querían que volviera a aparecer, para hacerle sus
rituales presenciales y no como los estaban haciendo en todo ese tiempo en el
cual solo el creer en algo que ya no estaban viendo era difícil, pero si sabían
que existía.
Los rituales y rezos que hacían no funcionaban, porque
mucha gente estaba perdiendo la credibilidad en ese dios, ya que no lo podían
ver como antes del GRAN CONJURO, realizado por Nicolás Fester, Kwererkartel y
Tayika la anciana mayor, quienes tenían la mayor autoridad espiritual. Seguían
y seguían rezado y nada que aparecía el VENADO DE ORO.
Un año después de estar rezando se escuchó una voz que
decía - hay vienen los bandidos occidentales, corramos por nuestras vidas. los
que escucharon corrieron a ver si era verdad y, así fue, apareció la mujer pero
sin Nicolás y Kwererkartel, y muchos preguntaron ¿en dónde están nuestros
padres?, la anciana respondió—a ellos se los llevaron los occidentales y los
acecinaron—¿entonces qué será de nosotros si ellos murieron y nuestro dios no
aparecerá? preguntaron los habitantes
El pueblo tuvo de nuevo que presenciar una nueva
guerra, la cual fue más fuerte que las anteriores, ya que en ella murieron
Nicolás Fester y Kwererkartel, autoridades espirituales. Los pobladores que
quedaron siguieron los consejos de la anciana mayor “Tayika”, quien les dijo
que debían hacer un santuario sin el Ninguna imagen del VENADO DE ORO, ya que
no lo podían traer de nuevo al pueblo, porque el GRAN CONJURO ella sola no lo podía
deshacer. De esa manera los
afro-indígenas se quedaron sin la protección directa del VENADO de Oro.